VAMOS A CALENTAR EL SOL

De repente ya no había más obscuridad en mis ojos. Mi corazón de once años se agitó en el pecho atemorizado. —Jesusito mío del corderito en los hombros, ¡ayúdame! La luz crecía cada vez más y, cuanto más lo hacía ,el  miedo aumentaba hasta tal punto que, si
hubiera querido gritar, no lo habría conseguido…………

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De repente ya no había más obscuridad en mis ojos. Mi corazón de once años se agitó en el pecho atemorizado. —Jesusito mío del corderito en los hombros, ¡ayúdame! La luz crecía cada vez más y, cuanto más lo hacía ,el  miedo aumentaba hasta tal punto que, si
hubiera querido gritar, no lo habría conseguido…………

VAMOS A CALENTAR EL SOL